La estación de autobús está a diez minutos a pie desde nuestro hostal. Después de desayunar bocadillo de jamón serrano (no nos cansaremos de eso), tomamos un autobús a Lugo y de ahí, otro a Sarria.
Conocimos al señor Santiago de Colombia, a Arancha y Sonia de Ibiza; intercambiamos direcciones de correo electrónico, Wassap y demás aplicaciones, para compartir experiencias.
En Sarria comenzó nuestra colección de sellos, pues hay que sellar la Credencial al menos dos veces al día para ser merecedor de la Compostela.
Primera parada: el Mesón o Tapas, sellos, cerveza y tortilla española. Por cierto, aquí te dan tapas gratis con la bebida que compres...
Segunda parada: el Convento de la Magdalena, que data del siglo XII y cuyo claustro es ahora un alberga para peregrinos.
Caminamos solo cuatro kilómetros desde el Convento hasta la Casa Barbadelo. Conocimos a Luisa y Leo, con sus hijos...venezolanos que viven en Mallorca. Luisa resultó ser prima de Maluti, mi amiga en Canadá. ¿Qué tal de pequeño que es este mundo? ¡Por eso, hay que portarse bien!
La cena consistió en Menú del Peregrino, con pulpo a la gallega y vino de la casa
Compartimos habitación con una pareja de madrileños, un padre y su hija irlandeses que venían desde St. Jean Pied de Port y dos misteriosas muchachas, a las cuales no le vimos la cara, pues se acostaron a dormir después que nosotros y se fueron antes del alba.
Debemos dormir temprano pues mañana el camino será arduo.